miércoles, 4 de enero de 2012

INSUFICIENCIA CARDIACA CONGESTIVA EN EL PERRO

INSUFICIENCIA CARDIACA CONGESTIVA (ICC)

"El corazón, en consecuencia, es el comienzo de la vida; el sol del microcosmos, aun cuando el sol a su vez podría considerarse el corazón del mundo; para ello, el corazón, por cuya virtud y pulso se mueve la sangre, se perfecciona y se convierte en nutriente y se evita que se corrompa y coagule; es la divinidad de cada día, al desempeñar sus funciones, alimenta, cuida y estimula el cuerpo en su totalidad y es, por tanto, el fundamento de la vida, la fuente de todas las acciones".

William Harcey (1628)

Se dice que un 10% de los pacientes que visitan nuestras clínicas tienen algún tipo de problema cardiaco, ¿será verdad?
¿Cuántos de vuestros perros de más de ocho años tienen tos o no toleran bien el ejercicio? Yo diría que son muchos, pero sé que muchas veces no acudís a nuestras consultas cuando observáis esas manifestaciones, achacándolas al envejecimiento.

Nunca he dedicado un artículo de El Mundo del Perro a hablar del corazón, y de los problemas que por la alteración de sus funciones vuestros perros pueden padecer. El músculo cardiaco es el responsable de llevar la sangre a todos los órganos y tejidos, y de conseguir que la circulación sea el soporte de todas y cada una de las funciones que dan vida a los organismos.

Lo que debéis saber es que, cada día es más frecuente que los veterinarios nos encontremos con perros afectados por alguna enfermedad cardiaca. La razón es obvia: vuestros compañeros viven cada día más, gracias a vuestro esfuerzo y atenciones.

No será fácil explicar el por qué en un momento determinado, el corazón de vuestras mascotas empezará a requerir la atención del veterinario, pero si estáis un poco pendientes de ellas, seréis capaces de detectar cuando ha llegado ese momento.

En mi experiencia clínica, las visitas rutinarias para desparasitaciones y vacunaciones, será el momento idóneo para que nosotros, haciendo una exhaustiva revisión, podamos darnos cuenta de que el corazón de vuestros perros necesita una particular atención.

Son muchas las ocasiones en que, por desgracia, achacamos a la vejez el deterioro de la capacidad cognoscitiva y funcional de vuestros perros, y que ante preguntas que nos planteáis, obtengáis siempre la misma respuesta: "es que el perro ya es muy viejo". ¿Hasta que punto es esto cierto?

El corazón es un órgano musculoso y cónico situado en la cavidad torácica, que funciona como una bomba, impulsando la sangre a todo el cuerpo. Un poco más grande que un puño, está dividido en cuatro cavidades: dos superiores, llamadas aurículas, y dos inferiores, llamadas ventrículos. El paso de la sangre de unas cavidades a otras se produce a través de las válvulas cardiacas. El corazón impulsa la sangre mediante los movimientos de sístole y diástole.

* Sístole es una contracción que usa el corazón para expulsar la sangre, ya sea de una aurícula o de un ventrículo.

* Diástole es una relajación que usa el corazón para relajar los ventrículos o las aurículas y recibir la sangre.

Os podrá resultar sorprendente que un veterinario, con la simple aplicación del fonendoscopio sobre el lado derecho e izquierdo del tórax de vuestro perro os pueda decir: "tú perro tiene un problema cardiaco".

A continuación vendrán las preguntas de rigor: ¿le encuentras más cansado? ¿Se mueve menos? ¿Hace algún ruido extraño? ¿Te da la impresión de que tiene algo clavado en la garganta y que quiere expulsar? ¿Vomita flemas con frecuencia?
Muchas veces, ante estas preguntas, nos diréis que sí. Quizás os pasaron inadvertidos algunos de estos síntomas, o bien no les distéis la importancia que tenían, ya que al principio se podrán presentar sólo de forma esporádica.

La insuficiencia cardíaca es un síndrome clínico en que el bombeo de sangre se encuentra deteriorado. El corazón no puede impulsar la sangre a un ritmo adecuado para satisfacer las necesidades metabólicas de los tejidos. Se trata de una enfermedad progresiva que hará que la contracción y la relajación del miocardio no se produzcan adecuadamente, lo que derivará en una insuficiencia circulatoria.

Para mí, el signo clínico más frecuente en los perros afectados de enfermedad cardiaca es la tos, aunque previamente notaréis que está más cansado. Este signo clínico puede deberse a ICC izquierda, compresión del bronquio principal izquierdo sin ICC o enfermedades respiratorias concomitantes (colapso traqueal, bronquitis crónica). En muchas ocasiones habréis oído hablar de insuficiencia de corazón derecho o de corazón izquierdo. Llevaría mucho tiempo y espacio explicar en que se diferencian, así que, he decidido generalizar y sólo hablaré de insuficiencia cardiaca congestiva.

Existen varias clasificaciones para determinar el grado de insuficiencia cardiaca en los perros. En el presente artículo utilizaré la que se fundamenta en las limitaciones frente al esfuerzo de un paciente con esta dolencia. Los signos clínicos asociados a la insuficiencia cardiaca son básicamente síntomas de congestión y edema (edema pulmonar, ascitis, derrame pleural etc, ) y una disminución en el reparto de sangre a los tejidos y órganos, que podrá provocar crisis de debilidad, sincopes, peor tolerancia al ejercicio, fatiga, etc. A menudo, la disnea está ocasionada por edema pulmonar o derrame pleural, pero también puede aparecer antes de que los pacientes desarrollen una retención de líquidos grave. La disnea y la intolerancia al ejercicio pueden estar relacionadas con cambios en el músculo esquelético que se produce en la insuficiencia cardiaca. Los animales normales pueden estar disneicos durante el ejercicio físico de forma similar a lo que ocurre en los afectados por ICC. La principal diferencia entre un animal no entrenado adecuadamente pero normal y uno con ICC es la cantidad de ejercicio que necesita para presentar dificultad respiratoria y fatiga. La fatiga muscular es un importante factor determinante de la intolerancia al ejercicio y disnea (fatiga de los músculos respiratorios) en la ICC.

La presentación de una insuficiencia cardiaca debe ir acompañada de una enfermedad del corazón, aunque no todas las patologías cardiacas llegan a provocar una insuficiencia en este órgano.

Clase I: insuficiencia cardiaca leve

Se trata de un paciente con evidencia objetiva de una cardiopatía, pero no se observa sintomatología de una insuficiencia cardiaca. Es un estadio compensado. Por ejemplo, un perro con un problema de válvula mitral, presentará un soplo a la auscultación, pero no le notaremos ningún síntoma que nos haga pensar en una insuficiencia cardiaca congestiva. Es decir, no habrá edema pulmonar, ni ascitis, ni debilidad, ni adelgazamiento, ni cansancio, ni síncopes. El perro será capaz de tolerar cualquier tipo de ejercicio. Si hacemos una radiografía del corazón y pulmones de estos perros, lo más probable es que no veamos nada extraño. Tan sólo en casos contados podremos observar un ligero aumento de la aurícula izquierda. Si hacemos un electrocardiograma, tampoco detectaremos ninguna alteración.

Clase II: insuficiencia cardiaca moderada

Se trata de perros que llevan una vida más o menos normal pero empiezan a evidenciar signos clínicos de insuficiencia cardiaca cuando realizan un ejercicio intenso. Son animales que se encuentran en una fase previa o inicial de descompensación cardiaca. En esta fase se puede apreciar tos o disnea tras realizar un ejercicio intenso como consecuencia de un grado moderado de congestión pulmonar.
En las radiografías, veremos un aumento de tamaño del lado izquierdo del corazón que afectará tanto a la aurícula como al ventrículo de ese lado.
Los vasos sanguíneos pulmonares mostrarán un aumento de su diámetro. La tráquea mostrará un recorrido con menos ángulos.
Los electrocardiogramas mostraran alteraciones en algunas ondas y, a veces, de la frecuencia del ritmo cardiaco.

Clase III: insuficiencia cardiaca severa

Se trata de perros que ante un ejercicio leve o por la noche van a presentar signos de insuficiencia cardiaca clara. Existirá una descompensación y una clara disfunción cardiaca. Estos animales pueden estar asintomáticos en reposo.
Manifestarán tos seca, y disnea (dificultad respiratoria) por congestión pulmonar, y una mayor fatiga.
Radiograficamente el aumento del tamaño del corazón y de congestión de las vías respiratorias serán evidentes. La aurícula izquierda estará mucho más grande, y el músculo cardiaco aparecerá mucho más redondeado, debido al aumento de tamaño de los ventrículos. Veremos la imagen de un edema pulmonar, con aumento del diámetro de las venas pulmonares, y a veces, de la vena cava caudal. El hígado se verá aumentado de tamaño.
El electrocardiograma mostrará muchas irregularidades.

Clase IV: insuficiencia cardiaca grave

Se observarán signos clínicos muy relevantes, incluso cuando el perro está en reposo, como consecuencia de la grave descompensación cardiaca. Cualquier mínimo esfuerzo supondrá un agravamiento de la sintomatología y pondrá en peligro su vida. Habrá edema pulmonar con tos, disnea, ascitis, afectación de la pleura, aumento del tamaño del hígado y del bazo, junto a síncopes, debilidad, adelgazamiento, y pérdida de masa muscular.
En las radiografías, que deberán ser realizadas con máxima cautela, aparecerá un corazón muy aumentado de tamaño, con edema pulmonar, y efusiones en pleura y pericardio. El hígado y el bazo estarán muy aumentados y tamaño, y en muchas ocasiones la tráquea se verá comprimida por el corazón.
El electrocardiograma mostrará alteración de muchas ondas y complejos, y además marcará arritmias.

Lo primero que debéis saber es que a un perro con una cardiopatía no lo vamos a curar. Muchas veces, la mayoría, la enfermedad cardiaca deriva de una lesión o envejecimiento de las válvulas cardiacas, cuya "curación" pasaría por su recambio de las mismas. En otros casos, la única solución "curativa" sería el trasplante, y en otros cirugías muy complejas. ¿Conocéis en España y en el mundo muchos veterinarios capaces de llevar a cabo estas técnicas quirúrgicas?
Seamos pues realistas, y digamos que lo que vamos a tratar es una enfermedad crónica que algún día acabará con la vida de vuestro perro. Se trata por tanto de conseguir que esos amigos, vivan lo mejor posible, el mayor tiempo posible.

La gran arma química con la que contamos son los vasodilatadores, denominados IECA, que se ha demostrado que son capaces de prolongar la vida de los perros afectados de insuficiencia cardiaca congestiva. Debe quedar claro, aunque no siempre es así, que una vez que empiecen a ser utilizados, su uso será permanente. El corazón de vuestros perros lo agradecerá, aunque vosotros no seáis conscientes muchas veces de su beneficioso efecto.

En muchas ocasiones será necesario el uso de diuréticos. Será muy molesto tener al perro con excesivas ganas de orinar, tener que sacarle con mucha frecuencia a la calle, y tener que utilizar la fregona para recoger la orina del suelo de casa en algunas ocasiones. Será molesto, sí, pero asegurará un mayor tiempo de vida de vuestro perro. Los deberemos utilizar el menor tiempo posible y ajustar su administración a las horas en las que podamos facilitar la evacuación. Quiero decir que deberíamos procurar que la última toma del día no sobrepasara las ocho de la noche.

Los digitálicos serán de gran ayuda en el tratamiento, en especial cuando vuestro perro presente arritmias. Tienen el inconveniente de que pueden provocar cierta toxicidad, por lo que serán necesarios determinados análisis de sangre para evitar su presentación.

Debéis tener en cuenta que, en muchas ocasiones, y debido al problema cardiaco, se hará necesaria la utilización de broncodilatadores, mucolíticos y antibióticos, dadas las frecuentes complicaciones respiratorias que experimentarán los perros afectados de una cardiopatía.

Además, será conveniente el uso de dietas adecuadas para esta patología, a las que deberéis habituar a vuestro perro de forma paulatina. Los perros con buen apetito aceptarán sin problemas el cambio, y habrá que tener un poco de paciencia con los que son más "selectivos" a la hora de elegir su alimento.

Las pruebas a realizar para llegar a un correcto diagnóstico son varias y en ocasiones costosas. Las radiografías torácicas son muy importantes en los pacientes sospechosos de tener una ICC. Los cambios en el tamaño y forma del corazón pueden mostrar los efectos compensatorios cardíacos (cardiomegalia) y ser muy útiles para determinar la causa de ICC en los perros.

La electrocardiografía puede utilizarse para valorar el ritmo cardiaco, pero sólo aporta información indirecta sobre la función cardiovascular. Las arritmias por ejemplo pueden estar provocadas por causas no cardiacas. Por tanto, debemos decir que el electro aporta criterios no definitivos del diagnóstico, pero sigue siendo un método de diagnóstico, aunque un electrocardiograma normal no descarta la presencia de ICC o cardiopatía.

La ecocardiografía, la medición de presiones arteriales y el cateterismo cardiaco (que no se usa demasiado) pueden aportar importante información. Cada día se hace más interesante el uso de la ecocardiografía doppler en color.

Existen además marcadores bioquímicos que nos aportan importante información sobre la funcionalidad cardiaca, como son las troponinas cardiacas y los peptidos natriuréticos. Un análisis general con un hemograma completo y una bioquímica, nos proporcionará información adicional sumamente importante.

En resumen, la ICC es un estado en que el gasto cardiaco es inadecuado para mantener las necesidades de perfusión para el metabolismo tisular y la capacidad de ejercicio está limitada. Puede ser consecuencia de la incapacidad del corazón para enviar sangre correctamente (insuficiencia sistólica) o un llenado ventricular inadecuado (insuficiencia diastólica). La identificación correcta de la causa nos permitirán elegir el tratamiento más adecuado.

Sea cual sea el mecanismo, la ICC se asocia a un descenso de la presión arterial y a una activación de los mecanismos compensadores enfocados a restaurar la presión arterial normal. Estos mecanismos incluyen la activación de ciertas hormonas, y la retención renal de sodio y agua. La vasoconstricción, taquicardia, y retención de volumen son las respuestas iniciales de la circulación ante el descenso de la presión arterial. Una respuesta compensadora excesiva puede originar una compensación excesiva y los mecanismos compensatorios que en un principio son beneficiosos se tornarán en responsables de los signos clínicos.

Hasta aquí lo que os puedo contar sobre la ICC. Me he dejado en el tintero mucha información, pero creo que sería muy difícil de entender por los lectores. Tan sólo un último apunte: el tratamiento precoz de esta enfermedad, hará que vuestros perros vivan mucho más, ya que el deterioro del corazón será mucho más lento. Así pues, estad pendientes de la aparición de los síntomas que os he comentado, y aún en caso de duda, acudid al veterinario.

Artículo publicado en la revista El Mundo del Perro.

1 comentario:

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