miércoles, 4 de enero de 2012

ENFERMEDADES DEL ESTÓMAGO EN EL PERRO


ENFERMEDADES DEL ESTÓMAGO EN EL PERRO




La ingestión de alimentos descompuestos o contaminados, objetos extraños, vegetales tóxicos, productos químicos y/o drogas irritantes (por ejemplo determinados medicamentos) son causas corrientes de GASTRITIS AGUDA. Las etiologías virales y bacterianas no están bien identificadas en caninos pero existen.

Dado que los perros tienen hábitos alimenticios poco discriminatorios, no es infrecuente que se presenten en nuestras consultas por problemas gástricos. Los signos clínicos suelen comenzar con la aparición de vómitos agudos; el alimento y la bilis son típicos en el material vomitado, aunque en ocasiones nos podremos encontrar pequeñas cantidades de sangre. El perro afectado suele mostrar indiferencia por la comida, y podrá o no mostrarse enfermo. La fiebre y el dolor abdominal son poco comunes.

El diagnóstico de una gastritis será sencillo si el perro ha sido visto durante la ingestión de una sustancia irritante, pero esto no siempre ocurre. Por tanto, el diagnóstico se suele hacer por exclusión. Las radiografías de abdomen nos permiten en muchas ocasiones acercarnos al problema, y otra serie de pruebas como los análisis de sangre, descartar otro tipo de procesos, tales como: ingesta de cuerpos extraños, obstrucción, enteritis víricas, uremia, cetoacidosis diabética, hipoadrenocorticismo, enfermedad hepática, hipercalcemia, y pancreatitis.

Si los vómitos remiten en 24-48 horas de terapia sintomática y de sostén, podemos pensar que se trataba de una gastritis aguda, aunque el perro debe ser observado durante por lo menos 3 días después de la desaparición de los síntomas. Si no hay mejoria en el transcurso de este tiempo, deberemos realizar las pruebas necesarias que nos lleven a un diagnóstico acertado.

La suspensión de agua y de alimento durante 12-24 horas puede ser suficiente como único tratamiento para controlar los vómitos, pero si éstos persisten, son profusos, o se observa depresión como consecuencia de ellos, deberemos administrar antieméticos de acción central por vía parenteral, es decir, no oral, y fluidoterapia. Después de procederá a dar cantidades pequeñas de agua, y si el perro no la vomita, pasaremos a dar pequeñas cantidades de dieta blanda.

Existen varios tipos de GASTRITIS CRÓNICA (por ejemplo linfocítica/plasmocítica, eosinofílica, granulomatosa, atrófica).

La linfocítica/plasmocítica podría ser una reacción inmunológica y/o inflamatoria a determinadas sustancias y bacterias que reciben el nombre de antígenos. Determinados microorganismos como el Helicobacter podrían ser responsables de tal reacción en algunos perros, aunque parece ser que está circunstancia es más frecuente en gatos. La gastritis esosinofílica puede ser la manifestación de una reacción alérgica, tal vez debida a los antígenos alimentarios, es decir a algún componente del alimento. La gastritis atrófica puede ser el resultado de la enfermadad gástrica crónica...

La falta de apetito y el vómito serán los signos más frecuentes en los animales afectados. La frecuencia del vómito varía desde 1 vez por semana hasta muchas veces al día. Algunos pacientes sólo manifestarán anorexia que se puede acompañar de náuseas leves.

El diagnóstico lo basaremos en una serie de pruebas clínicas: las radiografías nos suelen mostrar engrosamiento de la mucosa gástrica, cosa muy poco específica. Por tanto, en la mayoría de las ocasiones en que los veterinarios sospechemos de la presencia de una gastritis crónica será necesaria la realización de biopsias de la mucosa gástrica, y del duodeno, por medio de la endoscopia. Una vez obtenidas las muestas, será el histopatólogo el que nos diga ante que problema gastrico crónico nos encontramos.

En cuanto al tratamiento, la gastritis linfocítica/plasmocítica a veces responde a la terapia dietética (dietas bajas en grasa, hipofibrosas y de eliminación) sola. Esta última consiste en alimentar al perro durante un mes con una comida que contenga fuentes de proteinas y de carbohidratos que el perro no haya ingerido nunca. Si no conseguimos la clara mejoría del animal con cambios en la alimentación, podremos acompañarla con la administración de corticoesteroides a dosis inmunosupresoras. Una vez conseguida la mejoría clínica, la dosis del medicamento será reducida de forma lenta para evitar la aparición de los indeseables efectos colaterales, hasta encontrar la mínima cantidad que controle los síntomas de la enfermedad.
En algunos casos se hará necesaria la utilización de otros fármacos inmunosupresores como la azatioprina o drogas similares. En muchos casos el uso de antagonistas de receptores H2 (cimetidina, ranitidina, famotidina y nizatidina), resultará muy beneficiosos. Estos medicamentos estás siendo sustituidos en la actualidad por inhibidores de la bomba de protones, como el omeprazol y similares.
La gastritis eosinofílica canina suele responder bien a una dieta de eliminación estricta. Si la terapia dietética sola fracasa, por lo usual es efectiva la administración de glucocorticoides junto a la dieta.
La gastritis atrófica y granulomatosa son de tratamiento más difícil que la linfocítica/plasmocítica y que la eosinofílica. Las dietas pobres en fibra y grasas (pollo, queso fresco y patata) pueden ayudar en el control de los síntomas.
La gastritis atrófica puede responder a un coctel de medicamentos formado por corticoesteroides, antiácidos y procinéticos.

El pronóstico para los perros afectados de gastritis crónica suele ser bueno, siempre y cuando se cumplan los tratamientos establecidos con la máxima pulcritud, cosa que desgraciadamente no siempre sucede.

Existen varias bacterias en el género Helicobacter. Helicobacter pylori es la principal espiroqueta hallada en la mucosa gástrica humana, mientras que Helicobacter heilmannti (Gastrospirillum hominis) puede ser la principal espiroqueta estomacal en pacientes caninos. Los perros con infecciones gástricas por Helicobacter pueden tener naúseas, anorexia, y/o vómitos. Sin embargo muchos perros infectados son asintómaticos, por lo que no se ha llegado a establecer una relación causa/efecto obvia entre Helicobacter y enfermedad gástrica canina. Existen evidencias anecdóticas razonables de que algunos animales enfermos con infecciones gástricas por Helicobacter superaron sus cuadros clínicos con la erradicación de la bacteria, por lo que debemos asumir que tales organismos pueden ocasionar enfermedad en algunos pacientes.
La biopsia gástrica es necesaria para el diagnóstico de infección por Helicobacter, cosa bastante sencilla una vez obtenida la muestra de mucosa del estómago.
El tratamiento se realiza con una combinación de metronidazol, omeprazol (o un antagonista de los receptores H2, como la famotidina) y amoxicilina
u otros antibióticos. Algunos perros responden a la monoterapia con eritromicina o amoxicilina, e incluso la azitromicina se ha mostrado muy efectiva. La terapia debe mantenerse como mínimo 10 días.

Dado que no sé si nos leen en Estados Unidos, tan sólo nombrar a un parásito del estómago del perro que se da en ese país y que recibe el nombre de "Physaloptera rara", capaz de causar serios problemas gástricos.

La causa de la HIPERTROFÍA PILÓRICA MUSCULAR BENIGNA (ESTENOSIS PILÓRICA) es incierta, aunque algunas investigaciones sugieren que la gastrina (hormona segregada por las glándulas pilóricas que regula la secreción de ácidos en el estómago) promueve su desarrollo. El píloro es una especie de válvula o esfinter que pone en comunicacíon el estómago con el intestino delgado.
La estenosis pilórica es causa de vómito persistente en animales jóvenes, especialmente en perros braquicefálicos. Los afectados suelen vomitar alimento, a menudo al poco tiempo de haberlo ingerido. El vómito en ocasiones se describe como "en proyectil". Los perros que presentan este problema son por lo demas clinicamente normales, aunque en algunos casos pueden perder peso.
El diagnóstico requiere la identificación de la obstrucción gástrica con radiografías de contraste, gastroduodenoscopia y/o cirugía exploratoria.
Lo indicado una vez establecido el diagnóstico es la corrección quirúrgica, bien sea por piloromiotomia o piloroplastia. Esta última técnica es más eficaz, pero si no se hace adecuadamente puede ocasionar perforación u obstrucción.

La HIPERTROFIA DE LA MUCOSA ANTRAL es idiopática (causa desconocida). La obstrucción de la salida del estómago está causada por el exceso de mucosa que ocluye el antro gástrico, es decir el píloro.
Se da con más frecuencia en perros de edad avanzada y de razas pequeñas.
Los síntomas son similares a los que se presentan en la estenosis de píloro, es decir, el perro vomita la comida al poco rato de ingerirla.
Se puede diagnosticar con radiología, ultrasonografía o endoscopia; sin embargo el diagnóstico definitivo requiere la realización de una biopsia.
El tratamiento es quirúrgico, y el pronóstico es excelente.

Los objetos que llegan a atravesar el esófago pueden transformarse en cuerpos extraños gástricos o intestinales. Con posterioridad, el vómito puede derivar de la obstrucción de la salida del estómago, distensión gástrica o irritación. LOS CUERPOS EXTRAÑOS que llegan al estómago podrán ocasionar la perforación intestinal con el resultante de peritonitis por lo que deben ser extraidos con celeridad.
Los hábitos alimentarios poco discriminatorios de los perros, facilitan la presentación de este tipo de patologías. Son muchos los "objetos" que me he encontrado en el aparato digestivo de los perros a lo largo de los años: tetinas, chupetes, piedras, huesos, prendas del hogar, ropa interior, agujas, broches, bolígrafos, juguetes, mecheros, preservativos, pelotas... Lo malo en estos casos, es que los perros que ingieren objetos, suelen hacerlo repetidas veces, por lo que nos es raro que tengan que ser operados por obstrucción intestinal varias veces a lo largo de su vida. El vómito (no la regurgitación) es una manifestación común, pero algunos pacientes exiben sólo anorexia, mientras que otros son asintomáticos.
El comienzo agudo de vómito en un paciente de otro modo normal, en especial en un cachorro, sugiere la ingestión de un cuerpo extraño. El objeto puede ser palpable durante la exploración, aunque no siempre es así, o ser reconocido en una radiografía simple. Las placas radiográficas contrastadas, la ecografía y la endoscopia son los medios de diagnóstico más indicados, ya que no todos los cuerpos extraños se dejan ver en una radiografía simple. Además, si el estómego tiene contenido alimenticio será mucho más complicada su identificación.
En cuanto al tratamiento, aunque muchos de estos objetos podrán recorrer todo el tracto digestivo y ser eliminados, en la mayoría de los casos se requiere su extracción. Podemos plantearnos el inducir el vómito, y existen productos que nos pueden ayudar para tal fin, pero esta maniobra sólo debe ser realizada si el cuerpo extraño no tiene bordes o puntas agudas y es de un tamaño adecuado para volver a pasar por el esófago pero en dirección contraria a la que entró o si abandonó el estómago y pasó al intestino. Si hay dudas lo mejor es no intertarlo, y proceder a su extracción por endoscopia o mediante procedimiento quirúrgico. En ocasiones, el alimentar al perro con espárragos fibrosos, facilita la expulsión del objeto.
El pronóstico por lo general es bueno, salvo que el paciente esté debilitado o exista peritonitis septica secundaria o perforación estomacal.

La causa de la DILATACIÓN/VÓLVULO ESTOMACAL se desconoce pero puede derivar de una motilidad gástrica anormal. La conformación del tórax guarda relación con el riesgo; el Setter irlandés con un tórax más profundo en relación con el ancho, tiene mayor probabilidad de experimentar DVE. Los perros cuyos padres sufrieron el proceso pueden tener el riesgo de padecerlo. Existen datos contradictorios con respecto a la influencia del sexo y la rapidez en la ingestión de la comida, pero parece ser que la ingestión de la ración del día en una sola vez, y la exposición posterior al ejercicio, pueden incidir de manera significativa en su aparición.
La DVE ocurre cuando el estómago se dilata de forma excesiva con gas. El estómago puede mantener su posición anatómica normal (dilatación gástrica) o darse la vuelta, es decir, retorcerse (DVE). Si el estómago se retuerce lo suficiente, la salida del estómago (píloro) se obstruye y se produce la distensión gaseosa progresiva, es decir, el estómago se va llenando de aire. La torsión del bazo puede ocurrir en forma concurrente. La distensión gástrica masiva obstruye las venas porta hepática y cava posterior, causando serios transtornos circulatorios.
Podemos decir que la DVE se presenta principalmente en razas caninas grandes y gigantes con tórax profundo; rara vez la veremos en razas pequeñas y medianas.
Los perros afectados presentarán arcadas improductivas y manifestarán dolor abdominal. Al poco tiempo, si observamos el abdomen del perro, veremos una importante distensión, aunque no siempre se hace evidente en perros grandes y musculados. Eventualmente se observará depresión y un estado moribundo.
Las radiografías laterales del lado derecho del abdomen del perro, nos permitiran el diagnóstico de este grave proceso.
El tratamiento consiste en una terapia agresiva para contrarestar el estado de choque en que se encuentran estos animales, y debe empezar con la infusión de una solución salina hipetónica, que debe ser seguida de la descompresión estomacal (sacar el aire del estómago), a no ser que el paciente se esté asfixiando, en cuyo caso lo primero que hay que hacer es actuar a nivel del estómago.
La descompresión se hará con un tubo orogástrico, y posteriormente se hará un lavado del estómago con agua templada. Si el tubo no entra en el estómago con facilidad, se optará por una punción del mismo con un trocar adaptado para tal fin o bien por medio de una gastrotomia.
Una vez estabilizado el perro, se procederá de forma quirúrgica, para recolocar el estómago, y extirpar el bazo si es que ha sufrido daños irreparables. En ocasiones se puede optar por intervenir mediante cirugía antes de estabilizar al perro, previa descompresión estomacal, según la valoración clínica que se haya realizado.
El pronóstico depende de la rapidez del reconocimiento del proceso y de su oportuno tratamiento. Se han comunicado tasas de mortalidad del 30%.

Las causas del VÓLVULO ESTOMACAL PARCIAL O INTERMITENTE, tal vez sean las mismas que las de la DVE clásica. Los perros afectados no tienen el riesgo de morir que tienen los que padecen la forma clásica.
Se presenta también en razas grandes o gigantes, produciendo un cuadro clínico intermitente. Puede ocurrir de forma repetida y resolverse de modo espontáneo; los perros pueden parecer normales entre los accesos.
En ocasiones el estómago se mantiene en posición torcida pero no se llena de gas. En estos casos, en muchas ocasiones, son necesarias placas de estómago repetidas y/o con contraste antes de llegar a la conclusión que el estómago está en una posición anormal.
El tratamiento es quirúrgico.

La HIPOMOTILIDAD GASTRICA IDIOPATICA, es un síndrome caracterizado por un mínimo vaciamiento y motilidad estomacales a pesar de la ausencia de obstrucción anatómica o lesiones inflamatorias.
Los perros afectados suelen vomitar el alimento varias horas después de haberlo ingerido, pero salvo este contratiempo, están normales. Puede o no haber pérdida de peso.
El uso de procinéticos como la metoclopramida, que incrementa el periltastismo en algunos perros, puede ser útil. En caso de no obtener mejoría con este fármaco, se puede utilizar la cisaprida o la eritromicina. Las dietas pobres en grasas y en fibra también han demostrado su utilidad.

El SÍNDROME DE VÓMITO BILIOSO puede estar causado por el reflujo gastroduodenal que ocurre cuando el estómago está vacío durante periodos prolongados, por ejemplo durante la noche.
Se suele presentar en perros que son alimentados sólo una vez al día por la mañana. El perro suele vomitar un líquido teñido con bilis una vez al día, por lo general por la tarde, o por la noche, o por la mañana antes de comer.
Se trata de un problema de fácil solución: basta con dar una pequeña porción de alimento en la tarde noche, y un procinético gastrico a la misma hora.

Existen varias causas de ULCERACIÓN/EROSIÓN GASTROINTESTINAL (UEG). La úlceración por estrés está causada por choque hipovolémico, séptico o neurogénico marcado, como el que sucede después del trauma, cirugía, endotoxemia, pero se puede presentar en otras muchas enfermedades. Estas úlceras se presentan en el antro gástrico y/o duodeno (intestino delgado)
Determinados medicamentos como los AINE (aspirina, fenilbutazona, ibuprofeno, naproxeno, piroxicam, indometacina) por lo común son utilizados por muchos propietarios sin consulta previa a su veterinario, y son la causa más frecuente de úlceras gástricas, ya que sus vidas medias en el organismo son más prolongadas en los perros que en las personas.
El uso concurrente de más de un AINE y corticoesteroides (sobre todo la dexametasona) incrementa el riesgo de UEG. El carprofeno, meloxicam, robenocoxib, mavacoxib, firocoxib, y otros antiinflamatorios de prescripción veterinaria que usamos en nuestras clínicas con mucha frecuencia, tienen mucha seguridad con respecto a los AINE,s que se utilizan en medicina humana. Los perros que son medicados con AINE,s y que tienen problemas circulatorios, tienen mayor riesgo de padecer UEG.
El fallo renal y el hepático también pueden ocasionar úlceras y erosiones a nivel digestivo, así como la enfermedad intestinal inflamatoria.
Cualquier perro que está afectado por UEG, suele presentar anorexia, y si hay vómitos se acompañarán de sangre (fresca o digerida). En muchas ocasiones, estos animales presentarán anemia y/o hipoproteinemia que podrán ser las responsables de presencia de edemas, mucosas pálidas, debilidad, y disnea.
El diagnóstico de esta enfermedad se fundamenta en la evidencia de sangrado gastrointestinal (hematemesis o vómito de sangre, melena o sangre en heces, anemia por deficiencia de hierro) en un paciente sin problemas de coagulación.
Si por desgracia hay perforación se va a presentar peritonitis, signos de abdomen agudo, y sepsis.
Es evidente según lo expresado anteriormente, que el tratamiento va a depender de la existencia o no de complicaciones. Si no hay riesgo para la vida (no hay anemia intensa, choque, sepsis, dolor abdominal marcado o depresión sustancial) el tratamiento será sintomático. Podemos utilizar antiácidos, antagonistas de receptores H2, sucralfato, fluidoterapia, ayuno, nutrición parenteral, entendiendo que si el sangrado no remite en 5 o 6 días se hará necesaria la intervención quirúrgica.
Como siempre es preferible prevenir que curar es recomendable que ante determinados tratamientos con AINE,s, especialmente los de larga duración, estos medicamentos sean suministrados con protectores de la mucosa gástrica, aunque no siempre sean totalmente efectivos.

Las NEOPLASIAS de estómago (adenocarcinoma, linfoma, leiomioma, y leiomiosarcoma) pueden provocar también úlceras o erosiones en la mucosa digestiva.
Los perros con tumores gástricos por lo usual son asintómaticos hasta que la enfermedad está avanzada. La anorexia (no el vómito) es la manifestación más corriente. El vómito causado por un cáncer de estómago denota un proceso avanzado u obstrucción de la salida gástrica. En estos casos solemos apreciar una clara pérdida de peso, debido a la anorexia o al síndrome de caquexia cancerígena. El vómito de sangre se presentará de forma ocasional. Algunos tumores son capaces de provocar anemia por deficiencia de hierro incluso si el sangrado digestivo no es evidente. La presencia de pólipos raramente provoca síntomas.
La anemia por deficiencia de hierro en un perro sin sangrado evidente sugiere hemorragía gastrointestinal, a menudo promovida por cáncer. La mayoría de los tumores de estómago son claramente visibles por endoscopia.
El pronóstico para los adenocarcinomas y linfomas es malo, a menos que sean detectados con mucha precocidad. Los leiomiomas y leiomiosarcomas, si se reconocen en un estudio relativamente temprano, a menudo se curan con la cirugía. De modo llamativo, los pólipos gástricos no requieren la resección a menos que originen obstrucción de la salida.

Con este artículo damos por concluido el repaso que hemos dado a las enfermedades del aparato digestivo, y que han sido publicados en los últimos números de la revista. Espero que os hayan sido de utilidad.

José Enrique Zaldívar Laguía.
Clínica Veterinaria Colores.
Pso de Santa María de la Cabeza 68 A.
28045-Madrid.

7 comentarios:

  1. Muchas gracias pero tengo una duda mi perro ya havia dejado de hacer gotas de sangre pero despues de un mes regresaron que debo hacer

    ResponderEliminar
  2. dale mucha agua!!!! soy veterinaria y te lo digo con experiencia trabajo en la clinica veterinaria: MataGarrapata.

    ResponderEliminar
  3. dale mucha agua!!!! soy veterinaria y te lo digo con experiencia trabajo en la clinica veterinaria: MataGarrapata.

    ResponderEliminar
  4. buenos dias tengo un perrito de 4años y tiene la barriga inflamada y no hace sus nesecidades q remedio le puedo dar gracias

    ResponderEliminar
  5. Buen día, tengo un boxer de aprox. 6 años, lleva 4 dias defecando con sangre, desde el primer día que lo note lo lleve al veterinario, le pusieron suero y medicamentos, pero sigue igual. no ha dejado de comer, ni ha decaido mucho en su caracter, pero me preocupa que siga así, que me recomiendan? Gracias.

    ResponderEliminar
  6. mi perra tiene una infeccion estomacal q le puedo dar

    ResponderEliminar
  7. hola tengo mi cachorro de 4 meses y no quiere comer tiene de arrea y vomita no quiero q se muera por favor ayuden gracias si pueden escribirme a mi wassap mejor gracias 0959448496

    ResponderEliminar

Puedes dejar comentarios relacionados con el contenido de este blog, pero no podrás hacer publicidad de productos o empresas.