miércoles, 4 de enero de 2012

ENFERMEDADES DE LA PRÓSTATA EN EL PERRO


ENFERMEDADES DE LA PRÓSTATA EN EL PERRO


LA PRÓSTATA

Se trata de una glándula sexual accesoria de los perros machos cuya función secretora depende de las hormonas sexuales. Tanto la castración quirúrgica como la farmacológica provocan su atrofia.
El líquido prostático forma la primera y la tercera fracciones del eyaculado y posiblemente ayuda al transporte del esperma. La fracción prostática supone más del 97% del volumen del eyaculado.
La mayoría de las enfermedades que afectan a la próstata implican un aumento de su tamaño (prostamegalia).
En condiciones normales, su tamaño estará en función del peso corporal y de la edad, aunque os puedo decir como curiosidad que los Scottish terriers tienen una próstata cuatro veces más grande que los perros de otras razas de peso y edad semejantes.
La hipertrofia de la glándula es muy común en perros de más de 5 años, y en muchas ocasiones, aún estando afectada, los perros permanecen asintomáticos.
Los síntomas más frecuentes son: secreción uretral, hematuria (sangre en la orina) y tenesmo (necesidad frecuente de orinar). La secreción uretral, puede ser clara, purulenta o hemorrágica. La presencia de este tipo de secreción, en especial la de tipo hemorrágico, puede exacerbarse por la excitación sexual. Aunque se ha descrito mucho como signo clínico asociado a enfermedad prostática, el tenesmo sólo está presente cuando la próstata presenta un aumento de tamaño patológico. Otros signos asociados a enfermedad prostática son fiebre, adelgazamiento, marcha anormal de miembros posteriores y dolor abdominal caudal.
Por palpación rectal y abdominal conjuntas podremos valorar su tamaño, su movilidad y si hay o no dolor.
La ecografía transabdominal es la mejor manera técnica de imagen para evaluarla y además nos permitirá visualizar otras estructuras próximas como la vejiga y la uretra. La localización, el tamaño y el contorno pueden evaluarse mediante una radiografía, aunque la presencia de estructuras óseas cercanas impiden muchas veces una valoración adecuada. La tomografía computarizda (TC) y la resonancia magnética (RM) son técnicas excelentes para visualizar la próstata, pero tienen el gran inconveniente del precio y de que habrá que inmovilizar al perro con anestesia general. Además, todavía no están bien establecidos los tamaños prostáticos normales en el uso de estas técnicas.
Ante la sospecha de una enfermedad en la glándula prostática se deberá hacer un análisis del líquido prostatico. La manera más sencilla de obtenerlo es provocando la eyaculación mediante masturbación manual. Una vez obtenido se hará una citología y un cultivo. Existe la posibilidad de realizar una biopsia, pero esta técnica cuenta con numerosas complicaciones que podrían transformar un problema de próstata benigno en algo más grave.

HIPERPLASIA PROSTÁTICA BENIGNA

La HPB es la anomalía más frecuente en los perros machos enteros, y se presenta en el 100% de los perros ancianos no castrados. Un curioso estudio realizado en beagles, demostró que el 16% tenían HPB a los dos años, y el 50% a los 5 años de edad. Después de los 4 años la presencia de quistes puede acompañar a la hiperplasia. Estos quistes pueden predisponer a la próstata a sufrir infecciones bacterianas.
Los signos clínicos que acompañan a esta enfermedad son secreción uretral hemorrágica, hematuria, hemosperma, y tenesmo. Sin embargo es importante saber que muchos perros con esta enfermedad no manifiestan síntomas.
El tratamiento para esta afección en los machos que no se dedican a la crianza es la castracción, ya que, en tan sólo 7-10 días, se consigue una importante disminución del tamaño de la glándula. Las medicaciones a base de finasterida pueden ser útiles si no se quiere someter al perro a la cirugía. El problema es que, una vez retirada la medicación, la próstata volverá a aumentar de tamaño.
Se pueden utilizar para su tratamiento una serie de hormonas y antihormonas que provocarán la disminución del tamaño de la próstata, con el inconveniente de que pueden afectar a la capacidad reproductora, por lo que no deberían ser usados en perros que estén destinados a la crianza. Los estrógenos, por ejemplo, que también han sido utilizados para tratar esta enfermedad podrían provocar mielosupresión y formación de abscesos en la glándula.
Recientemente ha aparecido un nuevo producto de prescripción veterinaria para el tratamiento de esta enfermedad. Su composición es a base de acetato de osaterona. Se administra durante 7 días, y según los estudios clínicos el efecto persiste durante 6 meses, momento en el que habrá que evaluar si debe ser administrado nuevamente. Según se indica no afecta a la capacidad reproductora de los perros.

PROSTATITIS BACTERIANA CRÓNICA

La PBC es el segundo trastorno más frecuente en la próstata de los perros no castrados. Se presenta por la extensión de las bacterias desde la uretra o a través de la sangre.
El perro afectado, presentará infecciones urinarias recurrentes, sangre en la orina, secreción uretral purulenta o hemorrágica, tenesmo y estreñimiento. Es muy típico en estos casos que tras la aplicación del tratamiento con antibióticos oportuno, y a pesar de que desaparezcan los gérmenes de la orina, al poco tiempo vuelva a presentarse la infección. Esto es debido a que las bacterias persisten en la próstata. Los perros tendrán con mucha frecuencia un goteo constante o intermitente de exudado sanguinolento o purulento del pene, independientemente de la orina.
El estreñimiento suele ser debido a que el perro intentará evitar el dolor que se presenta a la hora de defecar.
Una vez realizadas las pruebas oportunas que he comentado anteriormente, será el momento de establecer el tratamiento. Pues bien, debéis saber que la PBC es difícil de tratar, ya que la mayoría de los antimicrobianos llegan mal a la glándula.
Aún así, algunos de ellos se han mostrado muy útiles, pero es sumamente importante hacer tratamientos largos, de por lo menos 4 a 6 semanas, aunque los signos clínicos desaparezcan antes.
Es importante que sepáis que la castración facilitará la curación, y en caso de que el perro tenga un gran valor genético, se deberá administrar también finasterida para tratar la HPB que siempre estará presente en los casos de PBC.

CARCINOMA DE PRÓSTATA

Es el trastorno más frecuente en los perros castrados. No se ha demostrado que la edad de castración influya en su aparición. Se observa en perros después de los 6 años. No se han descrito tumores benignos de próstata y las metástasis más frecuentes se presentarán en ganglios linfáticos sublumbares, columna vertebral y pulmones.
Los síntomas clínicos asociados al carcinoma de próstata incluyen hematuria, estranguria (micción escasa y dolorosa), e incontinencia, tenesmo, pérdida de peso y falta de apetito.
Curiosamente, en los perros no castrados, la presencia del carcinoma no siempre se asocia a aumento del tamaño de la próstata, y sin embargo si se asocia en los castrados.
El pronóstico de estos perros es bastante malo, y el tratamiento no deja de ser paliativo y consiste en la extirpación de la glándula junto a la castración, aunque no esté demostrado que las hormonas sexuales masculinas tengan nada que ver en la presentación de este tipo de cáncer.
El uso de la radioterapia ortovoltaica intraoperatoria (radioterapia de tumores prostáticos expuestos quirúrgicamente) es el mejor tratamiento en la actualidad en perro sin metástasis que ya aumentan la supervivencia en 9 meses.
Algunos fármacos se han mostrado útiles para reducir el tamaño de los tumores e incluso en algunos casos han permitido su remisión total.

PROSTATITIS BACTERIANA AGUDA Y ABSCESO PROSTÁTICO

No son enfermedades que diagnostiquemos con demasiada frecuencia en los perros. La presencia de abscesos se asocia a veces a la hiperplasia benigna de próstata, y como dije antes a la administración de estrógenos.
Los signos clínicos que se presentarán son fiebre, depresión, vómitos, falta de apetito, anomalías en la marcha y dolor abdominal caudal.
En la prostatitis bacteriana, el tamaño de la próstata es normal, mientras que en el caso de los abscesos suele estar aumentada de tamaño.
Mientras que la prostatitis suele remitir con tratamientos antibióticos, los abscesos requerirán tratamientos quirúrgicos que muchas veces irán acompañados de serias complicaciones, o bien el drenaje del absceso a través de ecografía.
La castración en el caso de los abscesos no se ha demostrado útil.

QUISTES PARAPROSTATICOS

La causa de la aparición de este tipo de quistes es desconocida. Son de un gran tamaño y se localizan en la parte exterior del tejido de la glándula. En una radiografía aparecen como una segunda vejiga, y se suelen diagnosticar cuando por su tamaño chocan con la uretra o con el colon. Cuando producen signos de enfermedad deben ser extirpados.

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